Nos hemos juntado tres amigos con ganas de hacer algo distinto. Queríamos probar con la piparra lombarda, una variedad poco común por esta zona, pero con un sabor que engancha. Amarilla verdosa, suave, no pica, y eso la hace perfecta para quienes buscan sabor sin pasarse.No me dedico a mil cosas. Me centro en esto porque sé que vale la pena hacerlo bien. Cada semana recolectamos unos 500 kg —depende de cómo venga la campaña—, y esperamos llegar a unas 5 toneladas en total. No es poco para un cultivo nuevo en esta tierra.Estamos aprendiendo, sudando y apostando. Pero si nadie lo hacía aquí, ¿por qué no íbamos a hacerlo nosotros?
Estoy en El Puig, Valencia, una tierra con buen clima, cerca del mar, donde esta variedad se da especialmente bien. Aquí cuido cada planta para que dé lo mejor, sin prisa y sin complicaciones.
📍 Aquí se encuentra nuestro agricultor
¿Cómo ve el futuro de la agricultura?
Con gente como nosotros, el relevo generacional es posible. Pero hace falta más gente atrevida y un poco loca. Nosotros estamos dispuestos. El campo es vida, para mí y para todos. Que no desaparezca.
Los momentos duros
Aunque esta aventura con la piparra lombarda acaba de empezar, ya venimos curtidos. No es la primera vez que pisamos campo. Ya hemos vivido injusticias, como entregar producto y que no nos lo paguen, algo que duele más que una mala cosecha.Y aunque ahora no hayamos tenido grandes crisis con esta finca, cada día es un reto. Producir algo nuevo en una zona donde no hay tradición, apostar por una variedad que nadie más tiene, moverse sin red ni intermediarios… todo eso pesa.
Pero ellos lo tienen claro:“No es solo un fruto. Es tiempo, dedicación y sudor.”
¿Por qué ha elegido EAP?
Porque sabéis contar la historia de cada agricultor. Y eso lo cambia todo. El comercio directo, cuando se hace bien, no es vender más barato. Es vender con sentido. Llegar a quien valora lo que haces.