Conoce a Manuel Barba, nuestro agricultor de maracuyá.

["Manuel Barba"]

Manuel Barba

Ubicación Ubicación

Granada

Sobre Su historia

Me llamo Manuel Barba y soy agricultor en la Costa Tropical de Granada. Vengo de una familia con raíces profundas en el campo: abuelos, tíos y primos han trabajado la tierra desde siempre, cultivando hortalizas como pepino, tomate, calabacín o berenjena. Crecí entre invernaderos y surcos, y fue ahí donde entendí que la agricultura no es solo un trabajo: es una forma de vida. Durante años trabajé como técnico agrícola en una cooperativa, donde me formé aún más sobre cultivos tropicales y manejo ecológico.
Mi finca está en la Costa Tropical de Granada, una zona con un clima privilegiado para el cultivo de tropicales. Trabajo en varias parcelas, algunas propias y otras de compañeros con los que compartimos filosofía. No tengo una gran explotación, pero sí una finca que cuido con sentido.Aquí cultivo maracuyá, pitahaya, mango, papaya, aguacate y hortalizas de temporada. Algunas zonas están cubiertas, otras en ecológico. Lo hago todo con técnicas sencillas, buscando siempre el equilibrio con el entorno. Me gusta probar, observar, mejorar cada año. Y sobre todo, no depender de nadie más que de la tierra y del trabajo que le meto.Para mí no es solo una finca. Es un lugar donde me siento bien, donde tengo libertad para trabajar a mi manera, y donde me he dado cuenta de que se puede hacer las cosas de otra forma.

📍 Aquí se encuentra nuestro agricultor

¿Alguna vez pensaste en dejarlo todo?¿Por qué? ¿Qué te hizo seguir adelante?

  • Sí, claro. Cuando ves que trabajas de sol a sol y no llegas, que no compensa el esfuerzo, es inevitable pensarlo. Sobre todo cuando ves que otros se aprovechan del trabajo que tú haces con las manos. Pero sigo porque esto es lo que sé hacer y lo que quiero hacer. Porque me gusta mirar una planta y saber qué necesita, y porque creo que se puede cambiar la forma en la que se consume, pero hay que resistir para contarlo.

¿Cual es tu honesta opinión referente a la competencia de otros países que exportan productos aEspaña?

  • No tengo nada en contra de que llegue producto de fuera. El problema es cuando ese producto entra sin cumplir las mismas exigencias que a nosotros se nos imponen aquí: certificaciones, controles, trazabilidad, normas sanitarias, laborales y ambientales. Aquí nos exigen todo. Y lo cumplimos: invertimos en calidad, sostenibilidad y respeto por el entorno. Pero luego ves cómo llega fruta de fuera a mitad de precio, sin garantías ni controles equivalentes… y eso no es competencia, es desigualdad de condiciones. Debería ser obligatorio que el origen esté claramente indicado en todos los canales, por normativa, y que se apliquen aranceles o restricciones si no se cumplen los mismos estándares que se exigen en Europa. No tiene sentido importar fruta sin controles mientras en España se está tirando producto perfectamente válido.

¿Cuál es tu mayor frustración con la manera en que se comercializan hoy los productos agrícolas?

  • Que el que más trabaja, siempre es el que menos gana. Todo está montado para que los márgenes se queden por el camino: transportistas, almacenes, centrales de compra... y el agricultor, que es el que arriesga y se parte la espalda, es el último en cobrar y el primero en perder.

¿Qué momentos difíciles has tenido a lo largo de estos años?

  • Uno de los momentos más difíciles fue cuando, después de toda una campaña cuidando el cultivo, los precios en origen se desplomaron. Ver la fruta en su punto justo y no poder venderla a un precio digno te rompe por dentro. A veces, directamente, ni se recogía ya que no salía a cuenta. Salimos adelante como se hace en el campo, echando más horas, ajustando gastos y tirando de apoyo entre compañeros. Pero sobre todo, buscando caminos nuevos, como este, para llegar más cerca del consumidor final y no depender tanto de quienes marcan los precios sin pisar la finca. La agricultura en España está en un punto crítico. Por un lado, tenemos conocimiento, innovación y producto de altísima calidad, pero por otro, el sistema sigue empujando al agricultor hacia la precariedad. Todo mejora... menos para el que cultiva. Las cifras crecen, pero la rentabilidad baja. Y si no protegemos al agricultor, todo lo demás es fachada: sostenibilidad, salud, kilómetro cero… son solo etiquetas vacías si quien produce no puede vivir con dignidad.

Productos de Manuel Barba

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